martes, 19 de septiembre de 2017





EL OLVIDO.



Desde la casilla alta de lo más efímero
saltas a lo intrínseco de la sábana
para verdecer, y sobre la ufana
línea de mi vida, en lisonjero
trueno, que fútil de ti, es mensajero
de largo eco, de instante que ya emana
veneno y carne, y del dolor la cana
punzante para mi llanto primero.
Tu momento, viento abierto y ligero,
se hace escultura fría; fino alfiler
que penetra el esbozo todo eterno.
Tú solo, en ramos púrpuras, etéreo
consciente para mis lugares de ver,
fuego que me evapora cara al tiempo.




De "El jardín de Mnomósine" 2007