jueves, 13 de agosto de 2020

DE MAÑANA.

 

POEMA.







Ya el gallo cantó. El sol se abre paso

Hasta las alturas de los árboles

que regalan sus verdes oscuros en vivaz brisa atemperada, aún, de noche

gustosa por las sábanas sobre los cuerpos desnudos.

Los pasos dentro de la casa van sonando

hacia la vivaz meta del día que se abre,

como el cielo está, entre el pan tostado,

con el baile de tomates, de aceite y de ajo,

sobre la mesa de muchos tiempos heredados.

Una hermana me llama. Y salgo de los mundos

que la higuera me regala con sus sombras

de raíz húmeda e higos maduros,

con su olor que me da lo que ahora soy.

Una hermana me llama; ¡voy!¡ya voy!


El Brezo, 13 de agosto de 2020.

domingo, 9 de agosto de 2020

ROMANCILLO A MIS AMIGAS DE JAÉN.














Te voy a cantar una historia

joven de parca lengua,

para que en tu camino,

espero de muchos días,

te sea de apoyo y no de mengua

en tu saber y sabiduría.





Nací en la tierra de los olivares,


de sierras ocres, de campiñas

varias según el viento sus cantares.

Se llama Jaén y en lejanos

años, otros nombres les dieron

los que allí su sangre dejaron.

Pues ahí, y en la dulce infancia,

conocí a una risueña niña

y al poco, como de natural es la lluvia,

estábamos jugando calle arriba o calle abajo

al son del alto y viejo campanario.

La niña se hizo zagala

y yo muchacho imberbe,

dejando las correrías

por paseos y algunas veladas

que parecían ser de mayor importancia.

Las primaveras fueron pasando

como llegando más amigas

y más muchachos de barbas rasurando.

Pero tres los nombres te daré;

Carmen, la de mi infancia,
ágil y nerviosa como el rabo de una lagartija.

M Carmen: de las horas
hacía siestas que de agua estaban secas.

Victoria; de las tardes de terraza
era sudor su espera hasta que el gallo cantaba.

Con las tres sigo la amistad

por ventura y, con los tiempos pasados,

cada cuál vivió por fortuna

sus deseos de hacer vida

y traer hijos a este mundo

que, como Quijote, no es por locura

sino por libertad que a aquella sólo se le ventura.

¡ Y créeme muchacho!, a esta edad

en la que sé menos por conocer más,

sigo junto a aquellas tres zagalas

brindando del vaso de la amistad

para saborear de la ambrosía

que da el fruto de saberse amigo.



¡No me mires así chaval!

que aunque te digan lo contrario

lo único que elejirás en tus días

será a la mujer que te ame

y a los pocos amigos que te agranden

el surco que al final dejarás

en las manos o en la memoria

de los que viste  y tocaste,

pues el viento de este mundo

te borrará como una estela de mar

aún estés en lo alto o en lo profundo

de la estepa que tienes que andar.




El Brezo, ocho de agosto de 2020.