Una cortina de agua perfila
tu beso en junco florido de verdes
y marismas. Tú, ebúrnea que muerdes
los abrazos bajo la Luna que hila
la noche de nácar que nos descafila.
Sombra que te vas, haz que te pierdes
en las arenas y espumas valverdes
y ser, de caracola, eco que rila,
brisa océana de volcán candente.
La vida, abismo de la pasión,
ilumina, de estrella latente,
a nuestras sangres, carne corazón,
crestería del instinto emergente
por el poro de la razón ausente.
Madrid, noviembre de 2007.