domingo, 27 de noviembre de 2016


Resultado de imagen de relojes en el arte








Y la vida toma otra cara
en el espejo de las mareas; los soles
van como arañas por el celeste
abierto, y el viento endulza
de besos las músicas de lo ya tomado.

Y la vida sella lo que somos
con la oscuridad y el silencio
de las entrañas vacías de la Tierra;
               la muerte jamás está ganada
               porque somos tiempos en Tiempo.





Del poemario " El Jardín de Mnemósine". 2007

sábado, 26 de noviembre de 2016




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El eco del Hombre
está en sus silencios.
Hoy, el eco
es una vitrina que se apaga,
un mundo derruido
por los mercúrios, por dejar de ser.
El eco es por hueco,
por los poros sin vello,
está en la curva tensa del verso
que ya no habla,
es rota aurora de bajamar.
El eco no es más que una boca sin labios,
ausencia de viento,
repetición de otro eco
en ese Hombre que es isla entre las dos/
                                                               voces que oye.




Poemario "El Jardín de Mnemósine". 2007

miércoles, 23 de noviembre de 2016


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Un hombre ad infinitud en su sombra
de acera, y un viento
da ventajas a sus pasos
tan largos como su deseo por llegar.
Un hombre, solo, cuelga de una farola,
tronco de sentirse un dios,
y positiva su caparazón
con la luz caída en el hueco de sus dudas.
Un hombre vaga
entre las marismas sin estación,
por la senda hendida para sus huesos
en negrura fría, y va, va y se pierde/
                                                  en lo arcano de su alma.


Del poemario " EL JARDÍN DE MNEMÓSINE". 2007

miércoles, 9 de noviembre de 2016





SOBRE EL CONCIERTO DE TORRELODONES EN EL XXV ANIVERSARIO DEL LITOSPACIO DEL ESCULTOR JUAN MORAL MORAL.



Hace unos días tuve la oportunidad de asistir a un concierto del pianista Pablo Peláez. La experiencia fue emocionante y sugerente. Emocionante por el pulso de las notas que, como mariposas en la ya tardía primavera, volaban del piano de forma suave, tranquila hacia mi espíritu y liberarlo de una realidad que cambió de la rigidez diaria a lo ingrávido de la armonía, en este caso, por la emoción en sí misma o por la necesidad de ella. Y de inmediato sentí como la serie de notas me bañaban de placidez, de sentirme dentro de ellas, alejándome en un columpio de melodías de la orilla del escenario, de las arenas del asiento.
También fue sugerente porque con cada composición que Pablo acariciaba sobre su piano, me encontré con el impulso de su creación. Un impulso de mano fuerte y segura, de pentagramas solitarios que hay que acompañar, de gestos mudos antes de escribirlos en una nota, del desespero que anda entre la soledad del piano sin manos y el tic del oído que afina. Una creatividad tan dura y fructífera como el olivo es lo que Pablo demostró al regalarme varias de sus composiciones que, en mi fantasía aducida por su música, me llevó de la mitología griega; fuego, agua, tierra, aire, a un paseo por la naturaleza ahora viva y esplendorosa.
Con estas palabras quiero decir que el creador y pianista Pablo Peláez, en su concierto del 20 de octubre, me sorprendió y emocionó, siendo ambas cosas a la vez el gran milagro de cualquier artista.
Desde estas palabras mi enhorabuena Pablo Peláez.



Madrid, 28 de octubre de 2016.

domingo, 6 de noviembre de 2016



Componer, Botella, Rayos


















Hay tantas formas de vivir un sentimiento
que jamás serán contadas
dentro de unas palabras por sí solas;
       el párpado que borra o abre
       algún ojo de pestañas
       errante de otros caminos,
       la fiable mano de un padre
       sobre un hombro del hijo.

Hay tantas formas de vivir un sentimiento;
       dulce calor de la lumbre
       en la cara de solano
       por la amanecida recta
       tras un paredón de piedra
       hecho de lo prohibido.

Hay tantas formas de vivir un sentimiento;
       un libro que excorie con sus páginas
       el espíritu de lo poético,
       la musicalidad entrecortada
       en tiempo ancho, largo y andado en recuerdo
       sin más fruto maduro que uno mismo.

Hay tantas formas de vivir un sentimiento;
       el sabor de un café en taza de borde
       desconchado por temor de unos dedos
       rematados de pintauñas rosa,
       un pajarillo asustado de jaula
       en favor de unos "chipiculías".

Hay tantas formas de vivir un sentimiento
que no es preciso ajustar su momento,
pues hay que saberse viejo junto aquél.

Hay tantas veces de vivir un sentimiento
que no importa su consumación.
¡Hay tantas vidas vivas en un sentimiento!






MADRID, 14 NOVIEMBRE DE 2005.