viernes, 19 de enero de 2018






EL CIELO es un inmenso relieve
de azul perla hasta allá,
hasta el horizonte que se me pierde
con la mar que lo levanta.
Más cerca, alguna nube de tornasol
da alas a un pajarillo que picotea
el perfil rugoso de una palmera.
Una tenue brisa derrama
sobre los ligeros plumeros
la nana que la mar canta
cuando la piel de la noche
se humedece en espumas y almohada de arena.
El cielo ya es uniforme, casi inexistente,
mientras un aroma embriagador de jazmín
me rodea con sus brazos de flores blancas,
y a los sones de unos grillos
me escapo, como última gaviota vespertina,
en busca de mi propia piel de noche.





De "Poemas de tinta y aire" . Noviembre 2007.

No hay comentarios:

Publicar un comentario