tierra, al perfil de mi niebla ceniza,
empapada de olor y de frío,
una piedra se yergue
del ras que voy pisando.
Esa piedra; espejo de invierno
y piel de árbol abierto,
se me hace refugio de mis noches,
es golpe ahogado y sordo
de la vida opaca del mundo.
Esa piedra; singular
crónica ciega de los ayeres,
seno de vientos que caen
a la nada del carnal
muerto por lo inexistente
del silencio, y en su oscuro.
La piedra, esa piedra llena de universos,
es fruto, estrella caída de horizontes
con luz y escarchas. ¡Piedra!
Esa piedra;
de la nube negra, granizo,
del volcán, vapor rojo que quema,
en la mar, fondo y orilla,
y de un yo, mi primer enigma.
Del poemario "El jardín de Mnemósine" .2007
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