Las palabras se quedan
en el insomnio de un punto,
se forman en el gesto de una coma
y así pulular entre las hojas,
en las ramas del concepto que, a natural,
quiere en su realidad imitar.
Las palabras se quedan,
como las piedras de una pirámide,
en el secreto de ser ellas mismas
por saberse después
espíritus de días pasados que vuelven.
Las palabras se van,
en aguas de sábana blanca,
cuando los labios “leyentes” las besen
De " Sintagmas en rojo y negro" 2012.
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