miércoles, 29 de marzo de 2017


Resultado de imagen de FOTOS DE LUNA Y MAR














LUNA DE ODISEO.






La luna ya se levantaba con su cara azafranada tras la cortina del
viento del Sur. Su presencia, detrás de unas tenues nubes, calmó y
templó los cercanos horizontes llevando las olas cogidas de su
resplandor diamantino hasta la orilla que hollaban mis pies de
espectador solitario.
Como en un suspiro, el sortilegio de la marea me llevó, con sus
cánticos, hasta las primeras nanas de mi cuna. Poco a poco se fue
tensando el arco con su leve ascensión y mi callado mirar hacia su
forma, entonces, más pálida. La tranquilidad de la silenciosa mar
me acompañaba y Luna se quitaba sus vestidos ante mis ojos
desbordados de asombro y perplejidad ¡Qué desnudo más bello me
regalaba! Las dudas me dejaron limpio, los fantasmas de mis
recuerdos, hirientes no hacía mucho tiempo, desaparecieron y sin
prejuicios me adentré en la mar y fui en busca de aquella desnuda
Luna. Ya el arco se partió en espumas por ser sábanas de pasión.
Luna me abrazó ingrávida, me besó refulgente y yo me esforzaba
por envolverme en su velo que ya anaranjaba. Pero no fue deseo
vano y codicioso por mi parte. Esa noche amé más que ninguna
otra noche, y sin embargo no poseí. Esa noche yací con Luna y no
sentí por hacerla mía. Esa noche me amó la Luna y me sentí todo
dado, todo entregado a ella.
La aurora dejaba colgar su vestido rosado y tras él, Luna se vistió
de un blanco indefinido, disolviéndose entre las primeras luces de
la mañana, sacándome del lecho sobre una suave ola que murió en
la arena tibia, ola que al iniciarse hacia sus ecos eternos me
susurró: “no te vuelvas a buscarla, se convertiría en simple y
pesada rutina“
Ahora, cada vez que la Luna y yo nos encontramos, nos
convertimos en aprendices de nuevos amantes ¡Quién tuviera
Lunas y sábanas de espumas blancas a lo largo de la vida!





Almerimar. Agosto de 2004.

De "Relatos, cuentos y otras cosas" 2011

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